La vida es una orquesta
Hace unos días tuve una experiencia mágica y magistral, no la más mágica de mi vida, pero si una de ellas y, tal vez, una de las tantas que podré vivir. Gracias a dicho momento pude darme cuenta y argumentar para mí misma, a través de las emociones que me transmitió, que la vida es como una orquesta.
Una de mis grandes fantasías culturales se cumplió con éxito al tener la oportunidad de asistir a un ensayo libre de una orquesta en el teatro Colón, en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Para muchas personas será tan solo una nimiedad, pero para mí, una chica que ha conocido poco y nada en su vida, fue un momento inigualable que no seré capaz de olvidar.
En el transcurso de las maravillosas piezas, con los tantos instrumentos de viento y cuerda más una batería resonante y un piano gentil y delicado, mis pensamientos vagaron a la esencia de dicha fotografía en el escenario grabada en mi mente, la de una orquesta trabajando en equipo completamente sincronizada y creando una sinfonía sin precedentes; única, especial y formidable.
También mi mente vagó a la figura del director de la orquesta; aquella imagen que nos hacemos en la mente de un hombre que se pone de pie frente a un grupo de músicos sosteniendo una batuta y moviendo sus manos al son de los ritmos con emoción y fervor, no es solo la imagen de alguien que pierde su tiempo guiando a personas que, en su mayoría, saben por dónde ir. Algo que posiblemente sea entendible e importante para muchos conocedores de la música, para aquellos ignorantes como yo, no lo es tanto.
Sobra decir que estaba muy equivocada al pensar que la labor de aquel hombre era mínima y hasta irrelevante, incluso me avergüenza aceptar que alguna vez lo pensé, pero hoy me redimo de mis palabras e incluso podría gritarlo en voz alta: la labor del director de una orquesta es imprescindible y marca el símil con la vida al que tanto deseo llegar.
Mientras las piezas se desarrollaban, mi mente y mis sentidos no podían distraerse ni un segundo, me encontraba completamente absorta no solo en las melodías, sino en cada bajo y alto, cada timbre, cada tiempo, cada nota, y sobre todo, cada emoción que desprendía el hombre de pie frente a la orquesta, aquel que parecía bailar con los tiempos; saltar y vibrar en los graves y mecerse sobre los agudos; casi girar en medio de un cambio de clima y ver su vida y la de los músicos reflejada en una tonada.
Fue allí cuando pensé, de forma repentina, que la vida es una orquesta. En ella se trabaja en solitario, pero al mismo tiempo acompañado de personas que comparten contigo las mismas pasiones y quienes juntos, aunque tocando notas diferentes o en órdenes distintos, crean una sola melodía que te atrapa desde la primera nota. En la vida como en la orquesta, hay grupos de personas que trabajan con instrumentos distintos, pero que buscan un mismo objetivo y hay una persona que con su batuta logra influir en cada individuo y que, si lo hace de forma positiva, rescata lo mejor de cada uno. Por último, es difícil ignorar lo que para mí, es la cereza del pastel: los sentimientos.
Es extraño ver los sentimientos aplacados, llenando un espacio hasta el límite, pero sin desbordarse. Ver unas manos acariciar unas teclas como si bailaran sobre ellas, o una vara cuyas cerdas pasan por sobre las cuerdas de un violín como si ni siquiera las tocara; ver colores en el escenario, como el azul paz, el amarillo oro y el rojo amor. Los sentimientos, en la orquesta como en la vida, pueden tanto acompañar como dominar, la única diferencia es que en la orquesta es casi un dar y recibir, donde el músico se apoya en sus sentimientos y sus sentimientos le dominan, pero no es un problema, pues lo único que puede resultar de una melodía con sentimientos, es magnificencia absoluta.
Aquella oportunidad me llevó a sentirme plena, satisfecha y aliviada; ante todo lo vivido he sentido la necesidad de plasmar por medio de palabras mi sentir y con seguridad volvería a repetir algo similar las veces necesarias para convencerme, aunque de forma inútil, de que la música no es magia y la vida no es como una orquesta.
Creado 09/06/2022
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