Mis impulsos
A veces siento impulsos; los conoces bien, todas las personas como tú y yo lo hacen, ese deseo de expresar, abrazar, besar, acariciar, amar, pero sobre todo, el deseo de recibir lo mismo. A veces olvido lo doloroso que es entregar tus sentimientos a personas acostumbradas a ello, que los reciben con gusto, pero no los aprecian. Los toman con sus manos llenas de egoísmo y los guardan para sí, un acto tan superficial. A veces mi corazón palpita muy rápido, corriendo una carrera contra la ansiedad de hablar con alguien sobre amor y otros delirios. A veces, solo a veces, tales impulsos llegan tan rápido como se van, me hacen meter la pata y solo dejan un mal sabor de boca, una sensación de haber hecho algo incorrecto con personas incorrectas, o más bien lejanas. Esos impulsos no deben ser liberados a menudo, porque duelen cuando regresan vacíos, sin palabras cargadas con la misma emoción o el mismo sentimiento con el que las he pronunciado. Regresan cargadas de incomprensión, desinterés y ...