Entradas

Mis impulsos

A veces siento impulsos; los conoces bien, todas las personas como tú y yo lo hacen, ese deseo de expresar, abrazar, besar, acariciar, amar, pero sobre todo, el deseo de recibir lo mismo. A veces olvido lo doloroso que es entregar tus sentimientos a personas acostumbradas a ello, que los reciben con gusto, pero no los aprecian. Los toman con sus manos llenas de egoísmo y los guardan para sí, un acto tan superficial. A veces mi corazón palpita muy rápido, corriendo una carrera contra la ansiedad de hablar con alguien sobre amor y otros delirios. A veces, solo a veces, tales impulsos llegan tan rápido como se van, me hacen meter la pata y solo dejan un mal sabor de boca, una sensación de haber hecho algo incorrecto con personas incorrectas, o más bien lejanas. Esos impulsos no deben ser liberados a menudo, porque duelen cuando regresan vacíos, sin palabras cargadas con la misma emoción o el mismo sentimiento con el que las he pronunciado. Regresan cargadas de incomprensión, desinterés y ...

Dos almas por dos copas de vino

No puedo dejar de mirarla; me tiene completamente paralizada. Mi cuerpo entero tiembla de una forma descontrolada, como si poco a poco me estuviera rindiendo ante el terror que siento por su presencia. El espejo frente a mí no solo refleja mi rostro aterrado y humedecido por el sudor y las lágrimas, sino también a ella, o a eso; una oscura entidad que me ha estado persiguiendo durante meses y cuya forma física se ha vuelto más clara con el paso del tiempo.  Durante los primeros dos meses solo era una sombra que susurraba cosas inentendibles en mi oído e interrumpía mis sueños de vez en cuando. Durante los dos meses siguientes de sombra quedaba poco, pues cada vez que me tocaba podía sentir sus manos delgadas, rústicas y heladas ejercer presión sobre mi piel y sus uñas largas y negras enterrarse en cualquier parte visible de mi cuerpo. Las noches de cálido sueño se hicieron más difíciles de conciliar y sus palabras eran mucho más claras, pero también escalofriantes y cargadas de un ...

Mi mente en ambos sentidos

Siento ira, y frustración; mi corazón se encoge, mi estómago da vueltas una y otra vez y un nudo grueso se forma en mi garganta. Pienso, pienso y pienso, y entre más lo hago, entre más veces levanto la cabeza, la bajo el doble; vuelvo al punto de partida, al origen de un ciclo interminable en el que mi mente es mi enemiga.  Tenemos una batalla constante en la que me noquea y no sé cómo responder, me deja inconsciente por varias horas en las que dejo de pensar, pero su intención no es matarme, sino demostrar su fuerza sobre mi, cuán superior puede llegar a ser. Lo odio, la forma en cómo juega conmigo, cómo me hace pensar que yo misma soy mi propio oponente.  Odio no poder gritar y tener que girar en torno a lo que me rodea; odio sentir, odio tener que esconderme en letras y mundos diferentes al mío para poder librarme de sus manos intentando cortar mi respiración, de su sonrisa malvada llena de burla y su presencia sombría que me lleva a cuestionarme hasta mi propia existencia....

Cual obra de arte

Hace unos días presencié la obra de arte más bella que el ojo humano alguna vez haya visto, y es curioso, porque dudo que alguien la haya creado o que su significado se ajuste a una simple expresión de nuestras emociones o vivencias. Su imagen era tan natural como perfecta, ahí siendo iluminada con una luz propia que irradiaba de su sonrisa ligera y quedaba grabada en unos ojos soñadores que bailaban cual luciérnagas. Nunca creí que apreciaría el arte en su máximo esplendor hasta que su mirada cálida encendió mi alma; con cada segundo que pasaba observando los detalles de tan maravilloso cuadro, más inmersa me sentía dentro de un mar de sensaciones inexplicables, casi como perderse en un agujero negro con destino a sus gestos, o tomar el autobús equivocado para terminar en su boca. No podía dejar de observar cada detalle, cada rincón, cada color y textura.  Era tan cambiante: por momentos parecía moverse conmigo, sonreírme, hablarme, pero al cabo de segundos parecía perderse en sí ...

Preguntas y anhelos

¿Dejar de sentirme así, tan fuera de lugar?, eso quisiera, sin embargo, ¿qué sentido tiene?, miro a mi alrededor y no hay lógica en nada; me observo a través de los ojos de alguien desconocido y es casi imposible encontrarme. Soy diferente, eso es claro, pero no me conozco y no sé cual es la razón de mi diferencia; sencillamente ¿qué hago aquí? Tantas mentes brillantes a mi alrededor son fuego que quema, me ahoga y abruma. No me mueve lo mismo que a ellos, o al menos eso siento. He hecho tantas cosas, pero eso no parece ser suficiente, y me pregunto: ¿hacer muchas cosas te convierte en alguien capaz, o simplemente en alguien que no tiene un rumbo fijo en su vida? Todas esas cosas que he culminado con éxito no me dicen quien soy, no me dan respuestas, solo me confunden.  ¿Qué quiero?, quiero tantas cosas, pero casi parece que ninguna me perteneciera, ¡ninguna!. ¿Donde están?, cual de esas cosas es para mi?, ¿para cual de esas cosas he nacido y soy digna?, tal vez deba apropiarme de ...

Miedo, serás mi aliado

¿El miedo es un sentimiento que nos limita o nos impulsa? Constantemente pienso en ello, ¡y no es para menos!, pues muchas cosas me dan miedo. Sin embargo, siempre hay un miedo que persiste con el tiempo aunque todos los demás se esfumen, y ese miedo puede hacer dos cosas con tu vida: impulsarla o destruirla.  Desde que decidí empezar a conocerme y buscar mi propio ser ya no siento tantos miedos, pero hay uno que continua insistiendo con quedarse en mi vida. No es de las mejores compañías que puedo tener, pues constantemente solo me hace cuestionar cosas acerca de mis propias capacidades, ¡y no solo eso, sino que me hace entrar en un bucle constante de inseguridad! A pesar de ello, he aprendido que no es tan poderoso como aparenta y que muchas veces tiene razón y las cosas que susurra en mi cabeza durante mis momentos de debilidad suceden, pero el mundo no se ha caído a mis pies luego de ello.  Es así como, a base de prueba y error, he concluido dos cosas respecto a ese miedo:...

Un amor de esos

En ocasiones deseo enamorarme. Encontrar un amor de esos ¿sabes? de esos que son típicos de los libros de romance juveniles o romance en general. De esos que me llevan a sonreír en la soledad de mi habitación cuando la idea de tener a alguien a mi lado, acariciando mi cabello o mis brazos y susurrando palabras llenas de cariño en mi oído se hace presente en mi imaginación.  Sería tan surreal, pienso, tener un amor de esos que te liberan,  que te sacan de tu zona de confort y te llevan a experimentar cosas nuevas;  tener un amor que ría contigo y de ti, que camine a tu lado  sosteniendo tu mano y que te sorprenda cada día con un detalle diferente  que sabes  te va a encantar, pero vas a pretender que no tanto:  un beso,  una caricia, un viaje, una siesta juntos o incluso una caja de chocolates.  Un amor que sea capaz de admirar cada detalle de tu persona,  por malo que este pueda ser, y que te lleve a ser cada vez mejor.  Ese amor es...